Tener a un niño diagnosticado con diabetes tipo 1 puede ser un momento abrumador y devastador para toda la familia. Elissa Renouf comparte algunos consejos y sugerencias sobre cómo afrontó 4 diagnósticos de tipo 1.

P. ¿Cómo se las arregló cuando a sus hijos les diagnosticaron diabetes tipo 1?

R. Cuando a Charlie, nuestro cuarto hijo, le diagnosticaron diabetes tipo 1 a los tres años, sentí que podía afrontar este desafío, pero todavía estaba muy molesto por Charlie por la pérdida de libertad que enfrentaba al lidiar con esto de por vida. También sentí un poco de autocompasión al tener que encargarme de controlar su enfermedad y criar a cinco niños menores de nueve años. Después de haber visto al padre del niño lidiar con la diabetes, supe que estaba a la altura de la tarea y que haría todo lo posible para ayudar a Charlie de manera positiva.

Las primeras 4-5 semanas fueron las más difíciles. Había mucho que aprender sobre la diabetes. Un día, mientras alimentaba a mis animales (70 de ellos en ese momento), el padre de los niños llamó y tuve una crisis nerviosa, explicándole que tendría que deshacerme de mis queridas mascotas para controlar adecuadamente la diabetes de Charlie. Pero nos recuperamos, adoptamos una rutina y las cosas se calmaron. Todavía tengo mis mascotas y más: 101 en total.

Si bien la diabetes tipo 1 del padre de los niños nos había ayudado a adquirir muchos conocimientos sobre diabetes, asistir a la clínica para nuevos pacientes de nuestro hospital fue de gran ayuda. Aprendí que todos mis sentimientos de malestar y agobio eran muy normales. Cuatro de mis cinco hijos ahora tienen diabetes tipo 1 y cada vez que a un niño le diagnosticaban yo asistía a una clínica para pacientes nuevos. Ha sido un gran beneficio ayudarme a manejar y comprender completamente todo lo que debemos hacer para afrontarlo lo mejor que podamos. Insto a los padres a que aprovechen los días de información sobre la diabetes en su área porque los actualizan sobre nuevos desarrollos para mejorar la atención diaria.

Creo que la diabetes es tan difícil como uno quiere que sea. Como familia lo tratamos muy en serio pero muy positivamente. La diabetes no va a desaparecer, por lo que la única forma de afrontarla verdaderamente es abrazarla y aceptarla. He tratado de nunca usar ni permitir que mis hijos usen la diabetes como excusa. Intento nunca decir cosas como "no puedes comer eso" o "tienes que comer esto". Es importante que un niño con diabetes coma toda su cena, pero si, como padre, le digo “tienes que comer de todo porque tienes diabetes”, odiarán su diabetes. Pero si es una regla familiar que todos coman todo lo que hay en el plato, ¡entonces esa es solo la regla familiar! Y no habrá ningún sentimiento negativo.

En cuanto a no poder comer ciertos alimentos, dejo que mis hijos coman de todo, incluidos helados, paletas y refrescos como "alimentos de vez en cuando". De esta manera todavía pueden sentirse normales. Sustituyo los 'alimentos a veces' por un alimento habitual con un valor de carbohidratos similar o les doy a los niños una opción: pueden recibir una inyección adicional de insulina para cubrir los carbohidratos o prescindir de ella. Siempre me sorprende ver a un niño de tres años elegir una aguja extra para poder tomar un helado. Pero elegirlo les da cierto control; después de todo, en realidad se trata de su diabetes.